El espectáculo didáctico de danza que programó Cosecha de invierno este sábado reunió claqué, danza oriental y flamenco.
El espectáculo Danzas de color de la compañía Carmen
Diem de este sábado, 24 de marzo, en la localidad de Torres de Montes fue el
colofón a una jornada en que por sus calles se celebraba la tradicional fiesta
del Viejo Remolón. Tras recorrer casa por casa de Torres en una entrañable
ronda petitoria, todo el pueblo se reunió en el Pabellón Municipal para
participar en la programación de la decimocuarta edición de la muestra de artes
‘Cosecha de invierno’ que la Comarca Hoya de Huesca|Plana de Uesca ha
organizado desde el pasado 24 de febrero.
Las bailarinas Carlota Benedí y
Carmen Carrasco, acompañadas a la guitarra por Alejandro Montserrat,
presentaron una nueva producción que busca acercar la danza al público,
mostrando no sólo su faz escénica, sino también la historia en la que se
sustenta y hasta los entresijos que se mueven entre bambalinas.
Cerca de ciento setenta personas
llenaron el Pabellón, con un gran número de público infantil, que pudo conocer
tres tipos de danza que, surgidos desde la marginalidad y lo popular, han
conseguido trazar una importante trayectoria entre los estilos de la danza
profesional: la danza oriental, el claqué y el flamenco.
Crótalos, telas o sables fueron
los primeros complementos con los que Carlota Benedí propuso sobre el escenario
algunos ejemplos de la sensualidad y vistosidad de la danza del vientre, para a
continuación introducirnos en el claqué, ese baile percutivo en el que se aúnan
las tradiciones irlandesas con el sabor y expresividad que le aportan los negros
americanos. Se impartieron incluso unas sencillas lecciones que el público
practicó sin necesidad de levantarse de sus asientos.
La tercera parte del espectáculo
se dedicó al flamenco, el baile de los gitanos que en su continuo nomadismo
viajaron desde la India hasta Andalucía sumando a su tradición musical ritmos,
músicas y sonoridades que han dado lugar a grandes artistas. Con un mantón, un
sombrero, unas castañuelas o una bata de cola la compañía Carme Diem presentó
varios bailes por varios palos que acabaron por encandilar al público.
La muestra de arte flamenco
estuvo entre lo más aplaudido, si bien el número final no sólo logró que el
público se levantara de sus asientos, sino que incluso algunos se subieran al
escenario para acompañar a los artistas en unos pasos que, en un ingenioso
requiebro, acabó por convertirse en la popular canción infantil de “Soy una
tetera”.
En este baile final también
participaron las Yayas de Cosecha, estas incombustibles ancianas que siguen esta
muestra de artes de la Hoya de Huesca desde hace muchas ediciones y que, en
esta ocasión, introdujeron el espectáculo en su vis cómica más rebelde y
reivindicativa, acordándose de las residencias, de las pensiones, del Sintrón y
hasta de Montoro.
Con el baile flamenco sobre
coreografía de “Soy una tetera”, las Yayas y Carme Diem hicieron un guiño de
complicidad a los más jóvenes de la audiencia. Esta iniciativa resultó muy
adecuada para poner punto final a una jornada festiva en Torres de Montes que
concluyó con la quema del Viejo Remolón y una animada cena popular a la que,
además de los vecinos, se sumaron los artistas y buena parte del público—muchos
de ellos desplazados desde distintos puntos de la geografía comarcal—.
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