sábado, 3 de marzo de 2012

Más detalles de la edición 2012

La importancia del espacio
Cosecha de invierno se caracteriza por su vocación de que el espacio predetermina el tipo de programación. En la mayoría de los actos se busca que artista y entorno se retroalimenten, conversen y enriquezcan mutuamente, de tal forma que los espectáculos se antojan nuevos e inéditos. Se trata de conquistar el espacio, el espacio de las infraestructuras originalmente no culturales, pero que son reinterpretadas para ponerse al servicio de posibilitar la manifestación artística o, como sucede este año en 'La Cultural' de Tormos, de recuperar para la cultura lugares que, en el pasado, acogieron un sinfín de eventos. La iglesia de la Liena en Murillo ha sido en otros momentos escenario de actuaciones de música clásica. Sus pinturas medievales y sus arcos fajones conformarán en este caso el ámbito en el que acoger el regreso de un hijo pródigo, como Alberto Castrillo-Ferrer, con raíces en Murillo de Gállego y que, desde hace algunos años, ha trasladado a esta localiadd de la Hoya la sede de su premiada compañía El Gato Negro. También el molino de aceite de El Viñedo, cerca de Castilsabás, volverá a acoger un espectáculo singular con el que se cerrará esta edición de 'Cosecha': Ricardo Constante, con la banda de delicatessen que le acompaña al completo, se dará cita con sus fieles en un espacio entrañable, donde sus canciones serán de obligada conexión.


Pero, sin duda, dos son los espacios que se reivindican con especial fuerza: los patios de Agüero y La Cultural de Tormos. En Agüero, la Fiesta d'antes más ha recuperado tradiciones orales, juegos infantiles, materiales etnográficos, comidas... pero también espacios. Algunos de los patios más emblemáticos de esta pintoresca localidad serrana acogen microexposiciones y algunos otros lugares resucitan, por unas horas, sus viejos usos: el Salón de Dude para bailes y la casa d'Astanquera para un convite de boda. Por su parte, el pueblo de Tormos, que fue una colonia surgida al amor de la construcción del embalse de La Sotonera, forjó entres sus instalaciones a principios del siglo XX un local con un teatrillo que guarda todo el sabor de la época y que ha sido plató de una película que será estrenada en ese marco singular. Tras mucho tiempo en silencio, La Cultural recupera los sonidos de otros tiempos más populosos.

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